El cine surgió como una
novedad científica y de entretenimiento antes que como un gran negocio y una
industria cultural. El 6 de agosto de 1896 los hermanos Lumière presentaron sus
cortos ante el presidente Porfirio Díaz y su familia. En nuestro país, el cine
avanzo de manera muy similar a Francia y Estados Unidos, con películas
documentales e históricas en las que se representaba la vida cotidiana y
escenas donde aparecían los hombres del poder. Los primeros largometrajes
grabaron la vida de provincia y predominaban los melodramas. La revolución mexicana
contribuyó al desarrollo del cine, ya que los cineastas se dedicaron a
documentarla y exhibirla de manera pormenorizada. (http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2011/08/31/breve-desarrollo-historico-estructural-de-la-industria-mexicana-de-cine/)
El
cine ha sido llamado también “la fábrica de sueños”, pues en el todo lo
imaginable puede ocurrir; lo fantástico se presenta tan nítidamente que es
posible alcanzarlo con solo estirar la mano, lo mágico puede sorprendernos y la
realidad se muestra mucho más transparente de lo que es. La exhibición de imágenes,
voces, colores, detalles y matices sirven de telón para narrar maravillosas
historias que se cuentan cuadro por cuadro. El cine ha abordado casi todos los
temas, desde el nacimiento de la Tierra, la evolución de las especies, las travesías
de los primeros hombres, las grandes civilizaciones, el desarrollo tecnológico,
la transformación de las ideologías, las guerras mundiales, la exploración del
espacio y el posible futuro de la humanidad. (Fernando Martinez,
Cinthia Reyes, Enrique Pimental; Ciencias de la comunicación II; primera
edición, páginas 131 y 143.)
El cine es uno de los placeres
de la sociedad más común; no es ninguna mentira que la mayoría de nosotros
disfrutamos ver una película en compañía de personas que apreciamos. Las
carteleras de los cines ofrecen películas extranjeras, en su mayoría películas hechas
por estadounidenses, y la gran mayoría de nosotros compramos boletos para ver
estas películas, pero ¿qué pasa con las películas hechas en nuestro país, con
las películas mexicanas?
“Creo
que hay mucha producción (en México), en términos cuantitativos es un momento
importante, es un momento que tiene una gran cantidad de producción”.- Alejandro
González Iñarritu
Si bien es cierto lo que dice Alejandro
González Iñarritu, que es uno de los directores mexicanos más reconocidos
mundialmente, aun se puede observar la falta de aceptación del cine mexicano
por los mismos mexicanos, que en lugar de apoyar las películas hechas en
nuestro país y realizadas por mexicanos, optan por ver películas realizadas en
el extranjero.
¿Por qué no se le ofrece el mismo apoyo al cine mexicano como lo hacemos con películas extranjeras?
“El actor Daniel Jiménez
Cacho señaló la falta de espacios que existen en las salas cinematográficas
para el cine producido en el país. "Seguimos en el mismo problema de la
distribución, no podemos ver nuestras películas, hay bastante producción pero
no las podemos ver" (http://mexico.cnn.com/entretenimiento/2014/10/20/la-situacion-actual-del-cine-mexicano-segun-sus-creadores)
Existe una gran variedad de películas
realizadas por mexicanos, y muchas de ellas no son conocidas por la mayoría de
los mexicanos porque estas películas no tienen el mismo apoyo que tienen otras películas.
En todo el país existen muy pocas salas de cine en donde se exhiben estas películas,
incluso, algunas veces, no tenemos conocimiento de alguna película hasta que esta gana un
premio en el extranjero. Sin embargo, también como hay muchas películas que no
se dan a conocer en nuestro país hay otras tantas películas que trascienden
fronteras. A principios de los años 2000 se filmaron películas como Y tu mamá también (2001) de Alfonso Cuarón,
Amores Perros (2001) de Alejandro González
Iñarritu y El espinazo del diablo de Guillermo
del Toro. Una de las películas actuales que fue reconocida mundialmente fue la película
del mexicano Eugenio Derbez, No se
aceptan devoluciones. (Fernando
Martinez, Cinthia Reyes, Enrique Pimental; Ciencias de la comunicación II; primera
edición, página 145)
“Lo
más importante es como el cine mexicano se ha convertido en un mercado
atractivo de producciones, artistas y realizadores” dice el director de Como
agua para chocolate, Alfonso Arau.
Si bien, todo lo anterior que
hemos dicho es una realidad, también hay que tomar en cuenta las cosas buenas
del cine mexicano. Desde la década de los 90´s el cine mexicano ha ido
evolucionando de manera mundial. La producción cinematográfica
mexicana es una de las más destacadas de América Latina.
El
director de cine Alfonso Arau se mostró orgulloso y privilegiado de lo que ha
hecho el cine mexicano en los últimos años y que ha logrado trascender a nivel
nacional. <<Son otros tiempos. Hace dos décadas a los latinos no nos
contestaban el teléfono en Hollywood, ahora si lo hacen>>. Compartió tras
asistir al Festival Internacional de Cine de Guadalajara en Los Angeles. (http://www.eluniversal.com.mx/espectaculos/2014/alfonso-arau-cine-mexicano-1036618.html
)
Para dar fin a esta investigación
podemos concluir que desde la Revolución Mexicana el cine ha estado presente en
nuestro país; durante las últimas décadas el cine hecho y producido en México
ha sido bien aceptado mundialmente. Aunque es cierto que la falta de divulgación
de este mismo es muy escasa, siempre podemos encontrar maneras de tener
conocimiento de las nuevas películas por medio de internet. También, como
mexicanos, deberíamos sentirnos orgullosos por los logros que han logrado
directores y actores mexicanos que son reconocidos mundialmente. En México
existen escuelas que cuentan con la carrera de “Cinematografía” para las
personas que están interesados en la producción de películas. Finalmente el
cine es una de las características más reconocidas mundialmente acerca de
nuestro país, así que deberíamos sentirnos orgullosos por los filmes producidos
por personas mexicanas.
Bibliografia:
Fernando Martinez, Cinthia
Reyes, Enrique Pimental; Ciencias de la comunicación II; primera edición,
página 145
Fernando Martinez, Cinthia
Reyes, Enrique Pimental; Ciencias de la comunicación II; primera edición,
páginas 131 y 143.)
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